Y SI DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS...
¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da...!
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!
ESTÁ BIEN LO QUE ESTÁ...
Está bien lo que está:
Sé que todo está bien.
Sé el Nexo.
Y la Razón.
Y hasta el Designio.
Yo lo sé todo,
lo aprendí en un libro sin páginas,
sin letras y sin nombre ...
Y no soy como el loco
que se quema los dedos trémulos
por separar la llama rosa de la mecha negra ...
Pasó volando y me rozó la frente...
Era buena la Vida:
Había rosas.
Unos minutos antes me había sonreído un niño...
Pasó volando y me rozó la frente.
No sé por dónde vino
ni por dónde se perdió luego pálida y ligera...
No recuerdo la fecha.
No sabría decir de qué color era ni de qué forma;
no sabría, de veras, decir nada.
Pasó volando... -había muchas rosas...-
y era buena la Vida todavía...
IV
ANTE UN CRUCIFIJO
¡TÚ, SÓLO tú!... No quiero en la existencia
más amor que tu amor sublime y santo.
¡Sea la idea de tu ser mi sola creencia
y el canto de mi amor mi solo canto!
¡Tú, sólo tú! Mirándote de hinojos
quiero encontrar mis solos embelesos,
¡bañarte con el llanto de mis ojos,
cubrirte con el fuego de mis besos!...
¡Qué dicha! Tú, mi aliento, mi alegría,
templo de Dios de quien la fe recibo,
dulce consuelo y esperanza mía,
luz con que miro y aire con que vivo...
Tú, sólo tú, mi corazón agitas,
por eso estoy aquí de amores lleno,
besando con delicias infinitas
la llaga sacrosanta de tu seno.
Por eso estoy aquí de amor llorando...
¡Te adoro con delirio!... ¡Quién pudiera
morir, tu omnipotencia confesando,
sobre las rojas ascuas de una hoguera!
EVOCACIÓN INDÍGENA
Subiendo hacia San Félix, donde el río enseña dos dientes,
donde el río enseña, bien cerrados,
los dos puños de Piar exprimiendo la Hazaña,
subiendo hacia San Félix vimos el arco iris
que hacía el arco indio sobre su cuerda de aguas,
Y entonces recordé, amigos,
aquella lección de Historia que leímos en la infancia,
la primera lección de Historia,
en que nuestra leyenda nos inaugura el alma:
Recordad la primera lección:
nos dice que Colón nos descubrió en su tercer viaje
y habla de las corrientes aquellas que detuvieron a Colón.
Simple clase de Historia, clara como una mañana
sencilla como el día de la primera novia,
sueño de las primeras madrugadas,
simple clase de Historia, como un día domingo,
con misa de ocho y ropa almidonada,
clase de Historia que nos cuenta el día
en que venían las carabelas de España,
mientras , ajeno a todo lo que del mar viniera,
para su novia, por los montes, buscaba flores Sorocaima.
Por el estrecho tempestuoso,
las tres carabelas avanzan,
otra vela se iza en las espumas
que abanican las piedras de la costa de Paria,
las tres carabelas vienen
pero del lado de los indios las veinte bocas las aguardan.
Y al enfilar hacia el Océano libre,
una sombra se levanta;
abiertas las piernas sobre el Delta,
aferrado al suelo que sus tesoros guarda,
el Orinoco de sus muslos mojados,
que tiene oro en los pies y el Sol en las espaldas
y la cabeza entre los cielos,
en una mano tiene un arco y con veinte flechas dispara,
y luchan las tres naves por avanzar y en vano
porque en el Delta le rechaza
el viejo indio autónomo
que nació en la Parima y creció en la Guayana,
y tiende el arco indígena, si, tiende el arco iris
y lanza veinte flechas si vuelan veinte garzas...
¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da...!
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!
Dulce María Loynaz (Cuba)
Está bien lo que está:
Sé que todo está bien.
Sé el Nexo.
Y la Razón.
Y hasta el Designio.
Yo lo sé todo,
lo aprendí en un libro sin páginas,
sin letras y sin nombre ...
Y no soy como el loco
que se quema los dedos trémulos
por separar la llama rosa de la mecha negra ...
Pasó volando y me rozó la frente...
Era buena la Vida:
Había rosas.
Unos minutos antes me había sonreído un niño...
Pasó volando y me rozó la frente.
No sé por dónde vino
ni por dónde se perdió luego pálida y ligera...
No recuerdo la fecha.
No sabría decir de qué color era ni de qué forma;
no sabría, de veras, decir nada.
Pasó volando... -había muchas rosas...-
y era buena la Vida todavía...
Amado Nervo (México)
ANTE UN CRUCIFIJO
¡TÚ, SÓLO tú!... No quiero en la existencia
más amor que tu amor sublime y santo.
¡Sea la idea de tu ser mi sola creencia
y el canto de mi amor mi solo canto!
¡Tú, sólo tú! Mirándote de hinojos
quiero encontrar mis solos embelesos,
¡bañarte con el llanto de mis ojos,
cubrirte con el fuego de mis besos!...
¡Qué dicha! Tú, mi aliento, mi alegría,
templo de Dios de quien la fe recibo,
dulce consuelo y esperanza mía,
luz con que miro y aire con que vivo...
Tú, sólo tú, mi corazón agitas,
por eso estoy aquí de amores lleno,
besando con delicias infinitas
la llaga sacrosanta de tu seno.
Por eso estoy aquí de amor llorando...
¡Te adoro con delirio!... ¡Quién pudiera
morir, tu omnipotencia confesando,
sobre las rojas ascuas de una hoguera!
Andrés Eloy Blanco (Venezuela)
Subiendo hacia San Félix, donde el río enseña dos dientes,
donde el río enseña, bien cerrados,
los dos puños de Piar exprimiendo la Hazaña,
subiendo hacia San Félix vimos el arco iris
que hacía el arco indio sobre su cuerda de aguas,
Y entonces recordé, amigos,
aquella lección de Historia que leímos en la infancia,
la primera lección de Historia,
en que nuestra leyenda nos inaugura el alma:
Recordad la primera lección:
nos dice que Colón nos descubrió en su tercer viaje
y habla de las corrientes aquellas que detuvieron a Colón.
Simple clase de Historia, clara como una mañana
sencilla como el día de la primera novia,
sueño de las primeras madrugadas,
simple clase de Historia, como un día domingo,
con misa de ocho y ropa almidonada,
clase de Historia que nos cuenta el día
en que venían las carabelas de España,
mientras , ajeno a todo lo que del mar viniera,
para su novia, por los montes, buscaba flores Sorocaima.
Por el estrecho tempestuoso,
las tres carabelas avanzan,
otra vela se iza en las espumas
que abanican las piedras de la costa de Paria,
las tres carabelas vienen
pero del lado de los indios las veinte bocas las aguardan.
Y al enfilar hacia el Océano libre,
una sombra se levanta;
abiertas las piernas sobre el Delta,
aferrado al suelo que sus tesoros guarda,
el Orinoco de sus muslos mojados,
que tiene oro en los pies y el Sol en las espaldas
y la cabeza entre los cielos,
en una mano tiene un arco y con veinte flechas dispara,
y luchan las tres naves por avanzar y en vano
porque en el Delta le rechaza
el viejo indio autónomo
que nació en la Parima y creció en la Guayana,
y tiende el arco indígena, si, tiende el arco iris
y lanza veinte flechas si vuelan veinte garzas...
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