quinta-feira, 5 de setembro de 2024

Las poetisas del amor... Adela Zamudio (Bolivia)

Las Poetisas del Amor (36)


Poetisa feminista e educadora


Quanto trabalho ela passa
Para corrigir a falta de jeito
Do marido e em casa,
(deixe-me ficar surpresa)
tão inepto quanto tolo
ele ainda é a cabeça,
porque ele é um homem.

uma mulher superior
nas eleições ele não vota,
e os piores canalhas votam;
(deixe-me ficar surpresa)
só saber assinar
um idiota pode votar
porque ele é um homem.

Ó mortal!
Ó mortal privilegiado,
que de perfeito e completo
goza seguro renome!
Para isso, o que foi suficiente para você?
Nasceu homem.

Quando você está com uma mulher.
Faça amor com ela, não apenas faça sexo.
Diga a ela que você a ama, que é louco por ela.
Não basta beijá-la e entrar imediatamente.
Beije seu corpo inteiro,
explorando seus cantos.
Reconheça com seus lábios o que as roupas
não deixam você ver.






     Adela Zamudio é uma dessas pessoas que nasceu disposta a lutar contra a ignorância, a derrubar as numerosas barreiras que contêm as massas. Esta essencial escritora boliviana nasceu em Cochabamba em 11 de outubro de 1854 e faleceu no mesmo local em 2 de junho de 1928. As leis da época permitiam-lhe estudar até a terceira série, mas Adela continuou a se educar. Ela teve que enfrentar uma sociedade sexista e fechada, que valorizava o casamento e o papel escravo da dona de casa em detrimento da educação e da liberdade de pensamento.
     Sua vida pessoal foi muito difícil, dada a falta de compreensão do entorno, mas do lado profissional, porém, nada a impediu; Além de seus cargos como professora e diretora, fundou seu próprio Liceo de Señoritas de mesmo nome. Em 1925 foi coroada como maior expoente da cultura do seu país. Um poema que sem dúvida nos permite conhecer esta incrível escritora através das suas palavras é “Nacer hombre”, que representa parte do seu trabalho em defesa dos direitos das mulheres. A sua obra incluiu teatro, contos e ensaios, sempre com uma perspectiva social profunda, à frente do seu tempo.


Nacer hombre

Cuánto trabajo ella pasa
Por corregir la torpeza
De su esposo, y en la casa,
(permitidme que me asombre)
tan inepto como fatuo
sigue él siendo la cabeza,
porque es hombre.

Si alguna versos escribe
-De alguno esos versos son
que ella sólo los suscribe;
(permitidme que me asombre)
Si ese alguno no es poeta
¿por qué tal suposición?
-Porque es hombre.

Una mujer superior
en elecciones no vota,
y vota el pillo peor;
(permitidme que me asombre)
con sólo saber firmar
puede votar un idiota,
porque es hombre.

Él se abate y bebe o juega
en un revés de la suerte;
ella sufre, lucha y ruega;
(Permitidme que me asombre). ella se llama ser débil,
y él se apellida ser fuerte
porque es hombre.

Ella debe perdonar
si su esposo le es infiel;
mas, él se puede vengar;
(permitidme que me asombre)
en un caso semejante
hasta puede matar él,
porque es hombre.

¡Oh, mortal!
¡Oh mortal privilegiado,
que de perfecto y cabal
gozas seguro renombre!
para ello ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.



¿Quo Vadis?




Sola, en el ancho páramo del mundo,
Sola con mi dolor,
En su confín, con estupor profundo
Miro alzarse un celeste resplandor:

Es El! Aparición deslumbradora
De blanca y dulce faz,
Que avanza, con la diestra protectora
En actitud de bendid6n y paz.

Inclino ante El mi rostro dolorido
Temblando de ternura y de temor,
Y exclamo con acento conmovido:
- A donde vas, Señor?

- La Roma en que tus mártires supieron
En horribles suplicios perecer
Es hoy lo que Los césares quisieron:
Emporio de elegancia y de placer.

Allí está Pedro. El pescador que un día
Predicó la pobreza y la humildad,
Cubierto de lujosa pedrería
Ostenta su poder y majestad.

Feroz imitador de Los paganos,
El Santo Inquisidor

Ha quemado en tu nombre a sus hermanos...
Adónde vas, Señor?

Allá en tus templos donde el culto impera
Oué hay en el fondo? O lucro o vanidad.
Cuán pocos son los que con fe sincera
Te adoran en espíritu y verdad!

El mundo con tu sangre redimido,
Veinte siglos después de tu pasión,
Es hay más infeliz, más pervertido,
Más pagano que en el tiempo de Nerón.

Ante el altar de la Deidad impura,
Huérfana de ideal, la juventud
Contra el amor del alma se conjure
Proclamando el placer como virtud.

Las antiguas barbaries que subsisten,
Sólo cambian de nombre con la edad;
La esclavitud y aun el tormento existen
Y es mentira grosera la igualdad.

Siempre en la lucha oprimidos y opresores!
De un lado, la fortuna y el poder,
Del otro, la miseria y sus horrores;
Y todo iniquidad... Hoy como ayer.

Hoy como ayer, Los pueblos de la tierra
Se arman para el asalto y la traición,
Y alza triunfante el monstruo de la guerra
Su bandera de espanto y confusión.

Ciega, fatal, la humanidad se abisma
En Los antros del vicio y del error.
Y duda, horrorizada de sí misma...
Adónde vas, Señor?



Sin palabras

Mil veces con palabras de dulzura
esta pasión comunicarte ansío;
mas, ¿qué palabras hallaré, bien mío,
que no haya profanado la impostura?

Penetre en ti callada mi ternura,
sin detenerse en el menor desvío,
como rayo de luna en claro río,
como aroma sutil en aura pura.

Ábreme el alma silenciosamente,
y déjame que inunde satisfecho
sus regiones, de amor y encanto llenas...

Fiel pensamiento, animaré tu mente;
afecto dulce, viviré en tu pecho;
llama suave, correré en tus venas.



Cuando estés con una mujer

Cuando estés con una mujer.
Hazle el amor, no sólo tengas sexo.
Dile que la amas, que estás loco por ella.
No sólo la bese y entres de lleno.
Besa su cuerpo entero,
recorriendo sus rincones.
Reconoce con tus labios lo que la ropa
no deja ver.

Desea con todas tus fuerzas el poderla poseer.
Sé amable y atento antes de hacerlo.
Para que así no haya remordimiento.
Sé dulce y tierno para que casi esté completo.
Pero sobre todo ámala profundamente,
porque amar es respetar,
Y al respetar comprender el porqué de las cosas,
el porqué de su entrega,
pues es sólo su amor de verdad.


El cisne

Soy la flor que en su tallo se dobla,
porque sufre guardando en su seno.
De un gusano escondido el veneno,
que devora mi triste existir;
¡de un gusano escondido el veneno,
que devora mi triste existir!
Cuanta pena contiene un recuerdo
olvidando las penas se calma,
si el olvido es el sueño del alma,
pero mi alma no puede dormir…
¡Si el olvido es el sueño del alma,
pero mi alma no puede dormir!
Confundido por onda tristeza
el dolor se retrata en mi frente,
Cuán amarga es mi vida presente,
Cuán amargo será el porvenir
¡Cuán amarga es mi vida presente,
cuán amargo será el porvenir!
Soy el cisne que canta doliente
de mi muerte el momento esperando
yo que siempre he vivido llorando
quiero al menos cantado morir
¡Yo que siempre he vivido llorando
quiero al menos cantando morir!




Cuento infantil "La Razón y la Fuerza", Adela Zamudio





La razón y la fuerza


     La razón y la fuerza se presentaron un día ante el tribunal de la Justicia a resolver un reñido litigio. La Justicia se declaró en favor de la Razón. La Fuerza alegó sus glorias que llenan la historia y su innegable preponderancia universal en todas las épocas; pero la Justicia se mostró inflexible.

—Tus triunfos no significan para mí más que barbarie; sólo sentenciaré a tu favor cuando te halles de acuerdo con la Razón, le dijo.

     Las dos litigantes se retiraron, cada cual por su lado, y en el camino, la Fuerza se encontró con la Hipocresía y le contó el fracaso que acababa de sufrir.
  
—Has declarado tus ambiciones con demasiada franqueza, dijóle ésta. — Si te hubieses revestido de los atributos de tu enemiga, el resultado hubiera sido distinto.

     La Fuerza aprovechó el consejo: Aguardó a que la Razón estuviese dormida o descuidada, le robó sus  estiduras, se disfrazó con ellas, y adoptando sus maneras y lenguaje, se presentó a la Justicia con su memorial en la mano.

—Leedlo, señora, le dijo. Todo lo que pido es en nombre de la Patria, de la Humanidad, de la Religión.

     La justicia que es algo cegatona, se colocó los anteojos, puso su visto bueno al documento y le imprimió el sello augusto de su ministerio.
     La Fuerza se fue en busca de la Hipocresía.

—Eres hábil, le dijo, y me conviene tomarte a mi servicio; pero la vileza repugnante de tu aspecto podría perjudicarme. Es necesario que cambies de traje.

     La Hipocresía se dirigió a casa de la Prudencia.

—Vecina, dijo, hágame el favor de prestarme uno de sus trajes, el más decente. Me propongo una loable empresa.

     La Prudencia mantiene su lámpara encendida y goza de muy buena vista, pero el papel había estado tan bien representado que se engañó: Creyó en las buenas intenciones de aquella vecina y le confió un traje de diplomático.
     Desde entonces, cuando la Fuerza no puede realizar por sí sola alguna de sus hazañas, se asocia a la Hipocresía y casi siempre logra triunfar.


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