Ao lado das cabanas rústicas
da família agricultora,
onde os cactos florescem
e os pallares se emaranham
ao velho molle áspero
que cheira a sol e pimenta;
os filhos do rancho
triscaban perto da fogueira,
que crepitar de toras
torcido no caminho,
hipnotizando as estrelas
como uma enorme cobra.
LA MONTAÑA
Flagela el rayo la erizada cumbre,
el huracán en sus aristas choca,
y arranca airado con la mano loca
su helada barba de encrespado alumbre.
Rueda irisado de bermeja lumbre
el turbión que en cascada se disloca,
y hunde a combazos la ventruda roca,
para que el oro en su oquedad relumbre.
Bate el cóndor tajantes cimitarras
y arremetiendo al viento de la puna,
estruja al rayo en sus sangrientas garras.
Reverberan de nieve las pucaras,
y soplando el pututo de la luna
se yerguen en la cima los aimaras.
EL LAGO
Sobre el terso cristal de malaquita
que aprisiona el soberbio panorama,
el carcaj de la aurora se derrama
y el bridón de los Andes se encabrita.
Su ala de nieve la leyenda agita,
muerde las islas una roja llama,
y de la ola el sonoro pentagrama
el hachazo del viento decapita.
Sofrena el sol su cuadriga en el Lago,
salpicando de lumbre los neveros,
y en el lomo de fuego del endriago.
Emergen de la bruma del pasado,
la sombra de los Incas y guerreros,
bajo el palio de un cielo constelado.
LA VICUÑA
Esbelta y ágil la gentil vicuña
rauda atraviesa por la hirsuta loma,
y en su nervioso remo de paloma,
las graníticas rocas apezuña.
El sol de gemas, en su disco acuña,
la testa erguida que al abismo asoma,
y en sus pupilas de obsidiana doma
la catarata que el alfanje empuña.
Su grácil cuello como un signo alarga,
interrogando ansiosa a la llanura,
y envuelta en el fragor de una descarga,
huye veloz por el abrupto monte
y se pierde rumiando su amargura,
como un dardo a través del horizonte.
EL VALLE
Embozado en su poncho de alborada,
la lluvia de oro el sembrador apura,
y el cielo escarcha la pupila oscura
del buey que yergue su cerviz lunada.
Bajo el radiante luminar caldeada,
de agua clara, la tierra se satura,
y la mano del viento en la llanura,
riza de sol la glauca marejada.
Cuaja el otoño las espigas de oro,
y las mocitas en alada ronda
vuelcan su risa en manantial sonoro.
Se curva el indio y en su mano acuna
de un haz de mieses la cabeza blonda,
que siega la guadaña de la luna.
Un poema recitado de Javier del Granado
LAS HOGUERAS DE SAN JUAN
Murió el crepúsculo de oro
sobre las cumbres violetas,
iluminando de ensueño
la dulce paz de la aldea;
y el cabrilleo chispeante
de las fugaces luciérnagas,
prendió un collar de fogatas
en su garganta morena.
La noche cubrió los campos
en marejadas de niebla;
y desgranando en cantares
la blonda mies de las eras,
inflamó el viento del risco
la ardiente pira de leña,
que deshojó entre sus llamas
el corazón de la sierra.
Junto a las rústicas chozas
de la familia labriega,
donde florecen los cactos
y los pallares se enredan
al viejo molle rugoso
que huele a sol y pimienta;
los niños del rancherío
triscaban cerca a la hoguera,
que crepitante de leños
se retorcía en la senda,
hipnotizando a los astros
como una inmensa culebra.
Sentados junto a la lumbre,
sobre unos poyos de piedra,
parlaban los campesinos
entre sabrosas consejas,
de tiempos que se esfumaron
en haz de ensueño y leyenda;
mientras danzaban las indias
en la cromática rueda,
al son de un huayño nativo
que sollozaba en las quenas.
Pasado el baile, las mozas,
en ruedo con las estrellas,
huyeron de los gañanes
que acechan su primavera;
y salpicando la rosa
de sus mejillas trigueñas,
en claros chorros de plata
cantaba el agua en sus trenzas.
¡Qué imperio ejerce en los hombres
aquella noche serena,
en que las fuerzas del cosmos
ruedan en ronda de esferas,
carbonizando los cielos
al copular con la tierra!
Noche de amor y de sangre
que los pastores celebran
con las zampoñas del risco
y el arpa de la pradera,
mientras el viento preludia
baladas de Noche Buena.
Noche de grandes silencios
y de profundas ternezas,
en que maduran los frutos
y las cabrillas revientan.
Noche de intensos dolores
y jubilosas entregas,
en que la oveja parida
modela sobre la gleba,
con el calor de su aliento,
tiernos vellones de seda,
que tientan entre las ubres
tibiezas de vida plena.
Noche de agua, y de fuego
que purifica la tierra
y cubre el cielo estrellado
con una densa humareda,
para impedir que la luna
celosa de las doncellas,
degüelle al santo Bautista
sobre las ríspidas breñas,
que Salomé ensangrentara
con el rubí de su testa.
Y, en esa noche propicia,
de expiaciones supremas,
en que las sombras nocturnas
dialogan con las estrellas,
San Juan pasó por el Valle
después de un año de ausencia,
en medio del fuego sacro
y el humo de las hogueras,
que ciñen la serranía
con una roja diadema.
EVOCACIÓN DEL VALLE
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Javier del Granado.
Poeta, filho de Félix A. del Granado, nasceu em Cochabamba em 27 de fevereiro de 1913 e morreu nessa mesma cidade em 1996. Concluiu seus estudos básicos em Cochabamba: quase toda a juventude foi passada em sua fazenda em Colpa, Arani. Presidiu a Sociedade de Escritores e Artistas de sua cidade natal de 1947 a 1954. Foi Mantenedor dos Jogos Florais em 1946; A partir dos Jogos Florais de La Paz, 1943, Javier del Granado foi laureado em vários concursos desta natureza, tendo recebido a Flor Natural, o Louro Dourado e a Banda do Saber Gay, até 1950, sendo agraciado com o título de Mestre do Saber Gay . Recebeu também outros prêmios internacionais, como o "Cesar Vallejo" de Lima; o "Rubén Darío" de Buenos Aires; bem como a Medalha do Poeta Continental e uma Coroa de Loureiros de Ouro, que lhe foram atribuídos em 1965 e 1966 pela Organização Mundial dos Poetas Laureados, com sede em Manila (Filipinas); Por isso, o Governo do General Barrientos impôs-lhe a Coroa de Loureiros de Ouro em 1965. Foi Membro Titular da Academia Boliviana de Línguas.
Suas principais obras são: Pale Roses (1939), poemas; Canções da Terra (1945), poemas; Cochabamba (1959), poemas; Evocação do Vale, (1964), poemas; A Parábola da Águia (1967), poemas; Antologia Poética da Flor Natural (1970), uma antologia dos poetas laureados; Romance do Vale Nosso (1972), poemas; Del Crepúsculo y el Alba (1973), poemas; Voo dos Açores (1978), poemas; e Cantares (1989), poemas.
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