Oh amor eterno, que em sua carreira imortal,
você dá vida e movimento aos seres,
com que admiração entusiástica sinto por você,
embora invisível, pulsa em todos os lugares!
Seu escravo toda a criação,
treme e anima com sua respiração,
e sua grandeza é tal que o pensamento
Deus proclamaria você, se Deus não existisse.
Os átomos impalpáveis se combinam
com sua respiração magnética e profunda:
você cria, você transforma, você ilumina,
e no céu infinito, nas profundezas
mar, na terra você domina atônito,
amor, amor eterno, alma do mundo!
EL REO DE MUERTE
¡Oh, vedle, vedle! ¿Turbia y ardiente la mirada,
en brazos de su culpa que le acrimina austera,
tan lejos y tan cerca de la insondable nada,
del mundo que le arroja, del polvo que le espera!...
¡Luchando con extrañas y horribles agonías
que traen ante sus ojos en rápida carrera
sus inocentes horas, sus conturbados días,
el cuadro pavoroso de su existencia entera!
Ayer, aunque entre sombras, el porvenir incierto
brindábale ilusiones de amor y de ventura,
y hoy, asomado al borde de su sepulcro abierto,
contempla horripilado la eternidad oscura.
La muerte, que le acosa con misterioso grito,
despierta los terrores de su conciencia impura:
quiere llamar, y apaga sus voces el delito,
quiere huir, y le asalta la hambrienta sepultura.
¡Ay, si recuerda entonces el dulce hogar sereno
donde pasó ignorada su infancia soñadora,
la amante y pobre madre que le llevó en su seno,
único ser acaso que le disculpa y llora!
¡Ay triste de él si al lado del hondo precipicio
su amparo no le presta la fe consoladora;
la fe que se levanta potente en el suplicio
y da sus alas de ángel al alma pecadora!
¡Miradle! Cada paso que hacia el cadalso avanza
de su agitada vida los horizontes cierra:
apágase en sus ojos la luz de la esperanza
y el peso de la muerte fatídico le aterra.
¡Ay, ten valor! Si un día de imprevisión y dolo
te puso con los hombres y con la ley en guerra,
mañana entre los muertos abandonado y solo
en su profundo olvido te envolverá la tierra.
Aparta tu mirada terrífica y sombría
de esa apiñada turba que bulle en el camino
para gozar del triste placer de tu agonía
y presenciar el término de tu fatal destino.
¡Oh! no la empuja sólo su imbécil sentimiento
hacia el cadalso infame que espera al asesino.
¡Hasta la cumbre misma del Gólgota sangriento
siguió también los pasos del Redentor divino!
¡AMOR!
¡Oh eterno amor, que en tu inmortal carrera,
das a los seres vida y movimiento,
con qué entusiasta admiración te siento,
aunque invisible, palpitar doquiera!
Esclava tuya la creación entera,
se estremece y anima con tu aliento,
y es tu grandeza tal, que el pensamiento
te proclamara Dios, si Dios no hubiera.
Los impalpables átomos combinas
con tu soplo magnético y profundo:
tú creas, tú trasformas, tú iluminas,
y en el cielo infinito, en el profundo
mar, en la tierra atónito dominas,
¡amor, eterno amor, alma del mundo!
Conciencia
MISERERE
Es de noche: el monasterio
que alzó Felipe Segundo
para admiración del mundo
y ostentación de su imperio,
yace envuelto en el misterio
y en las tinieblas sumido.
De nuestro poder, ya hundido,
último resto glorioso,
parece que está el coloso
al pie del monte, rendido.
El viento del Guadarrama
deja sus antros oscuros,
y estrellándose en los muros
del templo, se agita y brama.
Fugaz y rojiza llama
surca el ancho firmamento,
y a veces, como un lamento,
resuena el lúgubre son
con que llama a la oración
la campana del convento.
La iglesia, triste y sombría,
en honda calma reposa,
tan helada y silenciosa
como una tumba vacía.
Colgada lámpara envía
su incierta luz a lo lejos,
y a sus trémulos reflejos
llegan, huyen, se levantan
esas mil sombras que espantan
a los niños y a los viejos.
De pronto, claro y distinto
la regia cripta conmueve
ruido extraño, que aunque leve,
llena el mortuorio recinto.
Es que el César Carlos Quinto,
con mano firme y segura
entreabre su sepultura,
y haciendo una horrible mueca,
su faz carcomida y seca
asoma por la hendidura.
Golpea su descarnada
frente con tenaz empeño,
como quien sale de un sueño
sin acordarse de nada.
Recorre con su mirada
aquel lugar solitario,
alza el mármol funerario,
y arrebatado y resuelto
salta del sepulcro, envuelto
en su andrajoso sudario.
-¡Hola! -grita en son de guerra
con aquella voz concisa,
que oyó en el siglo, sumisa
y amedrentada la tierra.
-¡Volcad la losa que os cierra!
Vástagos de imperial rama,
varones que honrais la fama,
antiguas y excelsas glorias,
de vuestras urnas mortuorias
salid, que el César os llama.
Contestando a estos conjuros,
un clamor confuso y hondo
parece brotar del fondo
de aquellos mármoles duros.
Surgen vapores impuros
de los sepulcros ya abiertos:
la serie de reyes muertos
después a salir empieza,
y es de notar la tristeza,
el gesto despavorido
de los que han envilecido
la corona en su cabeza.
Grave, solemne, pausado,
se alza Felipe Segundo,
en su lucha con el mundo
vencido, mas no domado.
Su hijo se despierta al lado,
y detrás del rey devoto,
aquel que humillado y roto
vio desmoronarse a España,
cual granítica montaña,
a impulsos del terremoto.
Luego el monarca enfermizo,
de infausta y negra memoria,
en cuya Edad, nuestra gloria
como nieve se deshizo.
Bajo el poder de su hechizo
se estremece todavía.
¡Ay qué terrible armonía,
qué oscuro enlace se nota
entre aquel mísero idiota
y su exhausta monarquía!
Con terrífica sorpresa
y en silencioso concierto
todos los reyes que han muerto
van saliendo de su huesa.
La ya apagada pavesa
cobra los vitales bríos
y se aglomeran sombríos
aquellos yertos despojos,
aquellas cuencas sin ojos,
aquellos cráneos vacíos.
De los monarcas en pos,
respondiendo al llamamiento,
cual si llegara el momento
del santo juicio de Dios,
acuden de dos en dos
por claustros y corredores,
príncipes, grandes señores,
prelados, frailes, guerreros,
favoritos, consejeros,
teólogos e inquisidores.
¡Qué es mirar como serpea
por su semblante amarillo
el fosforescente brillo
que la podredumbre crea!
¡Qué espíritu no flaquea
con mil terrores secretos,
viendo aquellos esqueletos,
que ante el César, que los nombra,
se deslizan por la sombra
mudos, absortos, inquietos!
¡Cuántas altas potestades,
cuántas grandezas pasadas,
cuántas invictas espadas,
cuántas firmes voluntades
en aquellas soledades
muestran sus restos livianos!
¡Cuántos cráneos soberanos,
que el genio habitara en vida,
convertidos en guarida
de miserables gusanos!
Desde el triste panteón
en que se agolpa y hacina,
hacia el templo se encamina
la fúnebre procesión.
Marcha con pausado son
tras del rey que la congrega,
y cuando a la iglesia llega,
inunda la altiva nave
un resplandor tibio y suave,
que ni deslumbra ni ciega.
Guardando el regio decoro,
como en los siglos pasados,
reyes, príncipes, prelados
toman asiento en el coro.
Después en tropel sonoro
por el templo se derrama,
rindiendo culto a la fama
con que llena las historias,
aquel haz de muertas glorias,
que el César convoca y llama.
Por mandato soberano
de Carlos, que el cetro ostenta
llega al órgano y se sienta
un viejo esqueleto humano.
La seca y huesosa mano
en el gran teclado imprime,
y la música sublime
que a inmensos raudales brota,
parece que en cada nota
reza y llora, canta y gime.
Uniendo al acorde santo
su voz, los muertos despojos
caen ante el ara de hinojos
y a Dios elevan su canto.
Honda expresión del quebranto,
aquel eco de la tumba
crece, se dilata, zumba,
y al paso que va creciendo
resuena con el estruendo
de un mundo que se derrumba:
«Fuimos las ondas de un río
»caudaloso y desbordado.
»Hoy la fuente se ha secado,
»hoy el cauce está vacío.
»Ya ¡oh Dios! nuestro poderío
»se extingue, se apaga y muere.
»¡Miserere!
»¡Maldito, maldito sea
»aquel portentoso invento
»que dió vida al pensamiento
»y alas de luz a la idea!
»El verbo animado ondea
»y como el rayo nos hiere.
»¡Miserere!
»¡Maldito el hilo fecundo
»que a los pueblos eslabona,
»y busca, y cuenta, y pregona
»las pulsaciones del mundo!
»Ya en el silencio profundo
»ninguna injusticia muere.
»¡Miserere!
»Ya no vive cada raza
»en solitario destierro,
»ya con vínculo de hierro
»la humana especie se enlaza.
»Ya el aislamiento rechaza,
»ya la libertad prefiere.
»¡Miserere!
»Rígido y brutal azote
»con desacordado empuje
»sobre las espaldas cruje
»del rey y del sacerdote.
»Ya nada existe que embote
»el golpe ¡oh Dios! que nos hiere.
»¡Miserere!
»Mas ¡ay! que en su audacia loca,
»también el orgullo humano
»pone en los cielos su mano
»y a ti, Señor, te provoca.
»Mientras blasfeme su boca,
»ni paz ni ventura espere.
»¡Miserere!
»No en la tormenta enemiga:
»no en el insondable abismo:
»el mundo lleva en sí mismo
»el rayo que le castiga.
»Sin compasión ni fatiga
»hoy nos mata; pero muere.
»¡Miserere!
»Grande y caudaloso río,
»que corres precipitado
»ve que el nuestro se ha secado
»y tiene el cauce vacío.
»¡No prevalezca el impío,
»ni la iniquidad prospere!
»¡Miserere!»
Súbito, con sordo ruido
cruje el órgano y estalla,
la luz se amortigua, y calla
el concurso dolorido.
Al disiparse el sonido
del grave y solemne canto
llega a su colmo el espanto
de las mudas calaveras,
y de sus órbitas hueras
desciende abundoso llanto.
A medida que decrece
la luz misteriosa y vaga,
todo murmullo se apaga
y el cuadro se desvanece.
Con el alba que aparece
el cortejo se evapora,
y mientras la blanca aurora
esparce su lumbre escasa,
a lo lejos silba y pasa
la rauda locomotora.
Gritos del combate
________________
Gaspar Núñez de Arce (Valladolid, 4 de agosto de 1834 – Madrid, 9 de junho de 1903) foi um poeta e político espanhol que evoluiu do romantismo para o realismo literário. Foi governador civil de Barcelona, deputado por Valladolid em 1865 e ministro do Ultramar, Interior e Educação do partido progressista de Sagasta. Nomeado académico em 1874.
Filho de um modesto carteiro, a família queria que seguisse a carreira eclesiástica, mas ele recusou entrar no seminário e fugiu para Madrid. Lá iniciou alguns estudos e ingressou na redação do El Observador, jornal liberal. Fundou então o jornal El Bachiller Honduras, que leva o nome do pseudônimo que adotou para assinar seus artigos, e onde defendeu uma política que unificasse as diferentes ramificações do liberalismo. Em 1849 ingressou no mundo da literatura com a estreia da peça teatral Amor y orgullo em Toledo.
A sua participação como cronista na Campanha Africana (1859-1860) foi uma das causas do seu posterior envolvimento na vida política. Foi preso na prisão de Cáceres por causa dos seus ataques à política conservadora do general Narváez. Com a queda de Isabel II, foi eleito secretário da Junta Revolucionária da Catalunha e escreveu o Manifesto a la Nación publicado pelo governo provisório em 26 de outubro de 1868. Foi também governador civil de Barcelona, deputado por Valladolid em 1865 e ministro de Assuntos Ultramarinos, Interior e Educação com o partido progressista de Sagasta. Nomeado senador vitalício em 1886, sua saúde o levou a abandonar a atividade política em 1890. Ingressou na Real Academia da Língua em 8 de janeiro de 1874 e foi presidente da Associação de Escritores e Artistas Espanhóis durante o período de 1882 a 1903.
Começou a escrever teatro em colaboração com Antonio Hurtado, e continuou sua dramaturgia sozinho, na qual se destaca o drama histórico, El haz de leña (1872), sobre Felipe II e o príncipe Don Carlos, onde não segue a lenda negra e tenta permanecer fiel à realidade histórica (e mesmo assim domina o valor poético sobre o teatral). Ele também escreveu Dívidas de Honra (1863), Quien debe paga (1867), Justiça Providencial (1872) e outras obras.
Sua produção poética obteve maior repercussão: Gritos del combate e Raimundo Lulio, este último em tercetos, foram publicados em 1875; no primeiro, talvez o seu mais famoso livro de poesia, estão as peças "A Darwin", "A Voltaire", "La duda", "Tristeza" e "El miserere". O último lamento de Lord Byron, em oitava real, La selva oscura, inspirado em Dante Alighieri, e El vertigo, em décimas, são de 1879. A visão de Fray Martín (1880), La pesca (1884), onde se declara um grande amante e observador da natureza, Maruja (1886), etc. Deixou Luzbel y Hernán el lobo (1881) inacabado. Seus poemas históricos diferem dos românticos por não tentarem descrever ambientes, talvez por influência do monólogo dramático de Robert Browning.
Busto de Gaspar Núñez de Arce no Campo Grande de Valladolid.
Os seus escritos teóricos, especialmente o Discurso da Poesia, lido em 3 de dezembro de 1887 no Ateneo de Madrid e reproduzido posteriormente na segunda edição dos Gritos del combate (primeira edição em 1875) com ampliações, mostram-no como um poeta muito consciente de a missão do escritor na sociedade como poeta cívico, e com extensa formação em poesia clássica espanhola e estrangeira, especialmente anglo-saxônica. Definiu a poesia como “A arte mestra por excelência, pois contém todas as outras em si, conta para atingir os seus fins com meios excepcionais: esculpe com a palavra como escultura em pedra; Ele anima suas concepções com a cor, como a pintura, e usa o ritmo, como a música. A sua obra, extensa e diversificada, inclui desde epigramas de Humoradas a poemas pacifistas, e outros em que expressa a crise da sua fé religiosa. Sua poesia lembra em certos momentos a de Gabriel García Tassara. Foi um grande criador de versos, cuja forma o obcecou, recusando-se a apressar a inspiração.
Seu estilo busca a simplicidade expressiva e evita tanto a retórica quanto Campoamor, embora não incorra no prosaísmo deste autor: “Existe algo tão ridículo quanto uma prosa complicada, carregada de ornamentos, dissolvida em tropos...? (...) Declaro-o francamente: nada me é tão insuportável como a prosa poética, não expressiva, mas barulhenta...». Sustentou, porém, como este, que o ritmo era tudo no verso, pois “suprimir o ritmo, a métrica e a rima, seria o mesmo que matar a traição da poesia”. Falando de Robert Browning, ele diz: “os poetas... não devem escrever para serem explicados, mas para serem sentidos”, e aqui temos outra das características de sua poesia: o predomínio do sentimental sobre o racional, das sensações sobre os conceitos.
( Biografia retirada da Wikipedia).
Filho de um modesto carteiro, a família queria que seguisse a carreira eclesiástica, mas ele recusou entrar no seminário e fugiu para Madrid. Lá iniciou alguns estudos e ingressou na redação do El Observador, jornal liberal. Fundou então o jornal El Bachiller Honduras, que leva o nome do pseudônimo que adotou para assinar seus artigos, e onde defendeu uma política que unificasse as diferentes ramificações do liberalismo. Em 1849 ingressou no mundo da literatura com a estreia da peça teatral Amor y orgullo em Toledo.
A sua participação como cronista na Campanha Africana (1859-1860) foi uma das causas do seu posterior envolvimento na vida política. Foi preso na prisão de Cáceres por causa dos seus ataques à política conservadora do general Narváez. Com a queda de Isabel II, foi eleito secretário da Junta Revolucionária da Catalunha e escreveu o Manifesto a la Nación publicado pelo governo provisório em 26 de outubro de 1868. Foi também governador civil de Barcelona, deputado por Valladolid em 1865 e ministro de Assuntos Ultramarinos, Interior e Educação com o partido progressista de Sagasta. Nomeado senador vitalício em 1886, sua saúde o levou a abandonar a atividade política em 1890. Ingressou na Real Academia da Língua em 8 de janeiro de 1874 e foi presidente da Associação de Escritores e Artistas Espanhóis durante o período de 1882 a 1903.
Começou a escrever teatro em colaboração com Antonio Hurtado, e continuou sua dramaturgia sozinho, na qual se destaca o drama histórico, El haz de leña (1872), sobre Felipe II e o príncipe Don Carlos, onde não segue a lenda negra e tenta permanecer fiel à realidade histórica (e mesmo assim domina o valor poético sobre o teatral). Ele também escreveu Dívidas de Honra (1863), Quien debe paga (1867), Justiça Providencial (1872) e outras obras.
Sua produção poética obteve maior repercussão: Gritos del combate e Raimundo Lulio, este último em tercetos, foram publicados em 1875; no primeiro, talvez o seu mais famoso livro de poesia, estão as peças "A Darwin", "A Voltaire", "La duda", "Tristeza" e "El miserere". O último lamento de Lord Byron, em oitava real, La selva oscura, inspirado em Dante Alighieri, e El vertigo, em décimas, são de 1879. A visão de Fray Martín (1880), La pesca (1884), onde se declara um grande amante e observador da natureza, Maruja (1886), etc. Deixou Luzbel y Hernán el lobo (1881) inacabado. Seus poemas históricos diferem dos românticos por não tentarem descrever ambientes, talvez por influência do monólogo dramático de Robert Browning.
Busto de Gaspar Núñez de Arce no Campo Grande de Valladolid.
Os seus escritos teóricos, especialmente o Discurso da Poesia, lido em 3 de dezembro de 1887 no Ateneo de Madrid e reproduzido posteriormente na segunda edição dos Gritos del combate (primeira edição em 1875) com ampliações, mostram-no como um poeta muito consciente de a missão do escritor na sociedade como poeta cívico, e com extensa formação em poesia clássica espanhola e estrangeira, especialmente anglo-saxônica. Definiu a poesia como “A arte mestra por excelência, pois contém todas as outras em si, conta para atingir os seus fins com meios excepcionais: esculpe com a palavra como escultura em pedra; Ele anima suas concepções com a cor, como a pintura, e usa o ritmo, como a música. A sua obra, extensa e diversificada, inclui desde epigramas de Humoradas a poemas pacifistas, e outros em que expressa a crise da sua fé religiosa. Sua poesia lembra em certos momentos a de Gabriel García Tassara. Foi um grande criador de versos, cuja forma o obcecou, recusando-se a apressar a inspiração.
Seu estilo busca a simplicidade expressiva e evita tanto a retórica quanto Campoamor, embora não incorra no prosaísmo deste autor: “Existe algo tão ridículo quanto uma prosa complicada, carregada de ornamentos, dissolvida em tropos...? (...) Declaro-o francamente: nada me é tão insuportável como a prosa poética, não expressiva, mas barulhenta...». Sustentou, porém, como este, que o ritmo era tudo no verso, pois “suprimir o ritmo, a métrica e a rima, seria o mesmo que matar a traição da poesia”. Falando de Robert Browning, ele diz: “os poetas... não devem escrever para serem explicados, mas para serem sentidos”, e aqui temos outra das características de sua poesia: o predomínio do sentimental sobre o racional, das sensações sobre os conceitos.
( Biografia retirada da Wikipedia).
Nenhum comentário:
Postar um comentário