Las Poetisas del Amor (06)
" Sua poesia reflete mais comumente sob a nota de um amor altamente sensual, erótico e comovente."
RÍO GRANDE DE LOÍZA
¡Río Grande de Loíza!... Alárgate en mi espíritu
y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos,
para buscar la fuente que te robó de niño
y en un ímpetu loco te devolvió al sendero.
Enróscate en mis labios y deja que te beba,
para sentirte mío por un breve momento,
y esconderte del mundo, y en ti mismo esconderte,
y oír voces de asombro, en la boca del viento.
Apéate un instante del lomo de la tierra,
y busca de mis ansias el íntimo secreto;
confúndeme en el vuelo de mi ave fantasía,
y déjame una rosa de agua en mis ensueños.
¡Río Grande de Loíza!.. Mi manantial, mi río,
desde que alzóse al mundo el pétalo materno;
contigo se bajaron desde las rudas cuestas
a buscar nuevos surcos, mis pálidos anhelos;
y mi niñez fue toda un poema en el río,
y un río en el poema de mis primeros sueños.
Llegó la adolescencia. Me sorprendió la vida
prendida en lo más ancho de tu viajar eterno;
y fui tuya mil veces, y en un bello romance
me despertaste el alma y me besaste el cuerpo.
¿Adónde te llevaste las aguas que bañaron
mis formas, en espiga del sol recién abierto?
¡Quién sabe en qué remoto país mediterráneo
algún fauno en la playa me estará poseyendo!
¡Quién sabe en qué aguacero de qué tierra lejana
me estaré derramando para abrir surcos nuevos;
o si acaso, cansada de morder corazones,
me estaré congelando en cristales de hielo!
¡Río Grande de Loíza! Azul, Moreno, Rojo.
Espejo azul, caído pedazo azul del cielo;
desnuda carne blanca que se te vuelve negra
cada vez que la noche se te mete en el lecho;
roja franja de sangre, cuando baja la lluvia
a torrentes su barro te vomitan los cerros.
Río hombre, pero hombre con pureza de río,
porque das tu azul alma cuando das tu azul beso.
Muy señor río mío. Río hombre. Único hombre
que ha besado en mi alma al besar en mi cuerpo.
¡Río Grande de Loíza!... Río grande. Llanto grande.
El más grande de todos nuestros llantos isleños,
si no fuera más grande el que de mi se sale
por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.
A JULIA DE BURGOS
Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo mi yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más
profundo abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fria muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta;
yo no; que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú eres sólo la grave señora señorona; yo no,
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.
Tú eres de tu marido, de tu amo; yo no;
yo de nadie, o de todos, porque a todos, a
todos en mi limpio sentir y en mi pensar me doy.
Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol.
Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.
Tú en ti misma no mandas;
a ti todos te mandan; en ti mandan tu esposo, tus
padres, tus parientes, el cura, el modista,
el teatro, el casino, el auto,
las alhajas, el banquete, el champán, el cielo
y el infierno, y el que dirán social.
En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se
lo debes, mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor
social somos el duelo a muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes corran alborotadas
dejando atrás cenizas de injusticias
quemadas, y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra todo lo injusto
y lo inhumano, yo iré en medio de
ellas con la tea en la mano.
Para ese día de sombra que llegará, amor mío,
no risco volcado dentro de un manantial,
ese día de espanto y pañuelos al viento
catemos desde ahora, que la vida se va.
Cantemos, sí, cantemos, que al cantarle al silencio,
a la sorda derrota y a la impar soledad,
venceremos la muerte, venceremos la nada,
y a la cumbre del tiempo nuestras almas irán.
Cantemos, si, cantemos, que hay un solo minuto
uno sólo aguardando nuestro mundo cruzar:
ese minuto trágico que hace tiempo nos ronda
su oferta de lágrimas y mañanas sin paz.
¡Te llevarán! Los ecos del viento me lo dicen,
los labios del mar lloran que sí. ¡Te llevarán!
Partirás, y mis ojos que tanto te nutrieron,
bajarán quedamente a nutrir a la mar.
Podrás amarme en sueños, pero mi voz, mi risa,
ojos con riachuelos, de ti se ocultarán.
Puede estrecharte el eco que ha estrechado mi nombre
desde mis labios, ¡nunca mis labios besarás!
Y cuando se alce el ruido marino, entre las noches
apagadas y crueles de tu pena inmortal,
mi fiel camino de olas llevará hasta tu sueño
la ternura que mi alma te ha salvado del mar.
Amado, mis verdugos ya me han medido el paso,
el color de mis huellas conocen, y mi ajuar:
el pudor duerme nupcias eternas con la forma;
hacia el alma es muy largo el camino que andar.
¡Te llevarán! Para esa eternidad de llanto
cantemos desde ahora que la vida se va.
Para ese día de espanto y pañuelos al viento
la canción de la muerte nos llegara del mar.
POEMA PARA LAS LÁGRIMAS
Corno cuando se abrieron por tus sueños mis párpados,
rota y cansadamente, acoge mi partida.
Como si me tuvieras nadando entre tus brazos,
donde las aguas corren dementes y perdidas.
Igual que cuando amaste mis ensueños inútiles,
apasionadamente, despídeme en la orilla...
Me voy como vinieron a tus vuelos mis pájaros,
callada y mansamente, a reposar heridas.
Ya nada más detiene mis ojos en la nube...
Se alzaron por alzarte, y ¡qué inmensa caída!
Sobre mi pecho saltan cadáveres de estrellas
que por ríos y por montes te robé, enternecida.
Todo fue mi universo unas olas volando,
y mi alma una vela conduciendo tu vida...
Todo fue mar de espumas por mi ingenuo horizonte...
Por tu vida fue todo, una duda escondida.
¡Y saber que mis sueños jamás solos salieron
por los prados azules a pintar margaritas!
¡Y sentir que no tuve otra voz que su espíritu!
¡Y pensar que yo nunca sonreí sin su risa!
¡Nada más! En mis dedos se suicidan las aves,
y mis pasos cansados ya no nacen espigas.
Me voy como vinieron a tu techo mis cielos...
fatal y quedamente, a quedarme dormida...
Como el descanso tibio del más simple crepúsculo,
naturalmente trágico, magistralmente herida.
Adiós. Rézame versos en las noches muy largas..
En mi pecho sin lumbre ya no cabe la vida...
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Julia de Burgos (1914 - 1953) Poetisa, dramaturga e educadora porto-riquenha. Ela nasceu no Bairro Santa Cruz, na Carolina, Porto Rico. Ela morreu em Nova York, Estados Unidos. Seu trabalho pode ser caracterizado por uma enorme capacidade de projetar a feminilidade de seu tempo. Mas também para o problema pessoal, tanto de sua vida agitada e, às vezes até turbulenta, como da intuição de sua morte iminente.
Sua família era grande e pobre, mas seus pais se preocupavam com a educação dos filhos. No bairro Santa Cruz, Julia frequentou a escola primária. Quando criança, ela mostrou grande inteligência. Na cidade de Carolina realiza seus estudos secundários. Após o colegial, ela entrou na Universidade de Porto Rico, Río Piedras. No entanto, ela não concluiu seus estudos superiores, embora, antes de abandoná-los, tenha obtido o Certificado de Professora.
Desde a sua criação na profissão docente, ela se dedicou à criação poética. Um de seus primeiros poemas foi o famoso "Rio Grande de Loíza". Naquela época, ela contatou alguns dos poetas modernistas porto-riquenhos, como Luis Lloréns Torres e os avant-garde Luis Pelés Matos e Evaristo Rivera Chebremont. Sua poesia reflete seu problema vital em todos os seus aspectos: feminismo, vida agitada e amor sob seus múltiplos aspectos, às vezes com uma simplicidade atraente, mas mais comumente sob a nota de um amor altamente sensual, erótico e comovente. Lembre-se, servatis servandis, da poesia amorosa e torturada de Delmira Agustini, do Uruguai, e de Alfonsina Storni, da Argentina, em particular por sua força expressiva.
Em 1940, Julia Brugos viajou para Nova York. Nesta temporada, ela foi muito ativa, tanto em recitais de sua própria poesia, quanto em discursos proferidos em vários centros culturais, quase sempre convidada por porto-riquenhos baseados nesta metrópole.
Ela deixa os Estados Unidos para ir a Cuba, juntando-se ao Dr. Jimenes Grullón, e onde continuou com seus projetos de conferências e produção poética. Ela podia se identificar facilmente com o povo cubano, mas descobriu o incipiente câncer mortal, que afetava sua vitalidade e produção poética.
Logo ela teve que deixar Cuba, porque ocorreu a ruptura precipitada com seu amante, Dr. Jimenes Grullón. Então ela deixou Cuba para ir para Nova York novamente. Ela conheceu o músico Armando Marín lá. Eles se casaram e se mudaram para Washington. Nesta cidade, ela conheceu brevemente o poeta laureado Juan Ramón Jiménez.
Ela voltou para Nova York, mas sua atividade literária diminuiu muito, porque, além do câncer e de sua instabilidade psíquica, ela era viciado em álcool e, consequentemente, desenvolveu uma forte cirrose hepática. Tudo isso levou a uma morte precoce.
Em vista de sua reputação e prestígio literário, em 1987, o Colégio Universitário Humacao concedeu a ele o Doutorado Honorário em Letras, "Post Mortem".
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