terça-feira, 31 de março de 2020

Atila Iamarino no Roda Viva e o Covid-19

...porque a poesia, a dança e... precisa da Vida



assista e tenha as suas conclusões


No Roda Viva, a jornalista Vera Magalhães recebe o biólogo Atila Iamarino. Doutor em microbiologia pela USP, com pós-doutorado em Yale, ele entende como poucos de doenças como o coronavírus. 

E não tem dúvidas em afirmar: se não forem tomadas as devidas providências, o mundo vai enfrentar um cenário de apocalipse.
Fundador da maior rede de blogs de ciência do País, o Science Blogs Brasil, Iamarino alerta que o Brasil precisa parar e só devem ser mantidas as atividades essenciais. 






O Roda Viva é transmitido ao vivo, com interpretação em Libras, na TV Cultura, Facebook, Twitter, site da emissora e neste canal.





Atila Iamarino comenta tratamentos em teste para Covid-19






"Para o mundo que a gente vivia não vamos poder voltar", diz Atila Iamarino




Quais características do Brasil são favoráveis ?




então...



domingo, 29 de março de 2020

Andrea Motis y Joan Chamorro acercando su música a su barrio, sant Andreu

Andrea Motis y Joan Chamorro 

acercando su música a su barrio, Sant Andreu




E você...
conhece a bossa nova?

... podemos escutar Bossa Nova e Pixinguinha em muitos lugares do mundo enquanto no Brasil...
ouvimos essa maravilha em todas as rádios e shows







No festival de jazz de Sant Andreu, como todos os anos, o bar da Colômbia tem sido palco, "com sinal incluído", do bom jazz da magnífica escola criada por Joan Chamorro.





.... ah, o Carinhoso...

... Palau de la Música Catalana











Las poetisas del amor (08)... Salomé Ureña de Henríquez (República Dominicana)

Las Poetisas del Amor (08)





Y pues que mueve nombre tan puro
de mis cantares la inspiración,
y ansiando vivo tu bien seguro,
la sien levanta, mira al futuro,
y oye mis cantos, oye mi voz!







RUINAS

Memorias venerandas de otros días,
soberbios monumentos,
del pasado esplendor reliquias frías,
donde el arte vertió sus fantasías,
donde el alma expresó sus pensamientos.

Al veros ¡ay! con rapidez que pasma
por la angustiada mente
que sueña con la gloria y se entusiasma
la bella historia de otra edad luciente.

¡Oh, Quisqueya! Las ciencias agrupadas
te alzaron en sus hombros
del mundo a las atónitas miradas;
y hoy nos cuenta tus glorias olvidadas
la brisa que solloza en tus escombros.

Ayer, cuando las artes florecientes
su imperio aquí fijaron
y creaciones tuviste eminentes,
fuiste pasmo y asombro de las gentes,
y la Atenas moderna te llamaron.

Águila audaz que rápida tendiste
tus alas al vacío
y por sobre las nubes te meciste:
¿por qué te miro desolada y triste?
¿dó está de tu grandeza el poderío?

Vinieron años de amarguras tantas,
de tanta servidumbre;
que hoy esa historia al recordar te espantas,
porque inerme, de un dueño ante las plantas,
humillada te vio la muchedumbre.

Y las artes entonces, inactivas,
murieron en tu suelo,
se abatieron tus cúpulas altivas,
y las ciencias tendieron, fugitivas,
a otras regiones, con dolor, su vuelo.

¡Oh, mi Antilla infeliz que el alma adora!
Doquiera que la vista
ávida gira en tu entusiasmo ahora,
una ruina denuncia acusadora
las muertas glorias de tu genio artista.

¡Patria desventurada! ¿Qué anatema
cayó sobre tu frente?
Levanta ya de tu indolencia extrema:
la hora sonó de redención suprema
y ¡ay, si desmayas en la lid presente!

Pero vano temor: ya decidida
hacia el futuro avanzas;
ya del sueño despiertas a la vista,
y a la gloria te vas engrandecida
en alas de risueñas esperanzas.

Lucha, insiste, tus títulos reclama:
que el fuego de tu zona
preste a tu genio su potente llama,
y entre el aplauso que te dé la fama
vuelve a ceñirte la triunfal corona.

Que mientras sueño para ti una palma,
y al porvenir caminas,
no más se oprimirá de angustia el alma
cuando contemple en la callada calma
la majestad solemne de tus ruinas.




(RUINAS)







CARIDAD

Pasó la tempestad.. . ¡Emprende el vuelo
como el ave del área,
espíritu de amor y de consuelo!
Que ya el iris de paz su franja enarca,
se alegra el firmamento
y se adormece el mar y calla el viento.

De nuevo olivo la celeste rama
en horrorosa angustia
desventurada multitud reclama:
los seres ¡ay! que con el alma mustia
contemplan entre asombros
deshechos sus hogares en escombros.

Llega trayendo con amante giro
en voz conmovedora,
en la rítmica nota del suspiro,
un eco de esperanza bienhechora.
de caridad sublime
que la fe aliente y el valor reanime.

Recorre de Quisqueya las hermosas
comarcas florecientes:
escenas de amargura, lastimosas,
los ojos miran al girar dolientes,
¡y yermas, desoladas,
las campiñas del sur infortunadas!...

Sopló sobre ellas en momento aciago,
con ímpetu sin nombre,
la pavura sembrando y el estrago,
conturbando el espíritu del hombre,
indómito, furente,
el huracán del trópico rugiente...

¿No ves sobre la playa los despojos
del contrastado leño
que atestiguan del ponto los enojos?
Allá los restos del hogar sin dueño
despedazados mira
publicando el furor del viento en ira.

Y los campos también ayer cubiertos
de mieses productoras
desnudos ¡ay! aparecer desierto:
¡se encresparon las aguas, bramadoras,
y el desbordado río
sorbió feroz el bienhechor plantío!...

Todo ceder al general trastorno
en rápidos instantes
de esa bella región miróse en torno,
y haciendas pingües y riquezas de antes,
y generosas vidas,
del estrago en la ruina confundidas.

Llega buscando el óbolo bendito,
la cariñosa ofrenda
que atesora de bien precio infinito;
y así llevando la valiosa prenda,
volemos en ayuda
del desvalido, el huérfano, la viuda.

Escucha la plegaria que levantan;
en numeroso coro
ya las manos se extienden, se adelantan
a enjugar de sus párpados el lloro
a preparar abrigo
al que sin techo se encontró mendigo.

Y a más allá de do la vista alcanza,
del viento y de la nube,
¡oh, santa caridad! en tu alabanza
eco de gratitud al cielo sube,
y ufanos te bendicen
seres que al mundo tu excelencia dicen.






EL CANTAR DE MIS CANTARES

Cuando los vientos murmuradores
llevan los ecos de mi laúd
con los acentos de mis amores
resuena un nombre, que de rumores
pasa llenando la esfera azul.

Que en ese nombre que tanto adoro
y al labio acude con dulce afán,
de aves y brisas amante coro,
rumor de espumas, eco sonoro
de ondas y palmas y bosques hay.

Y para el alma que en ese ambiente
vive y respira sin inquietud,
y las delicias del cielo siente,
guarda ese nombre puro y ferviente
todo un poema de amor y luz.

Quisqueya ¡oh, Patria! ¿Quién, si en tu suelo
le dio la suerte nacer feliz,
quién, si te adora con fiel desvelo,
cuando te nombra no oye en su anhelo
músicas gratas reproducir?

Bella y hermosa cual la esperanza,
lozana y joven, así eres tú;
a copiar nunca la mente alcanza
tus perfecciones, tu semejanza,
de sus delirios en la inquietud.

Tus bellos campos que el sol inunda,
tus altas cumbres de enhiesta sien,
de tus torrentes la voz profunda,
la palpitante savia fecunda
con que la vida bulle en tu ser,

todo seduce, todo arrebata,
todo, en conjunto fascinador,
en armoniosa corriente grata,
hace en tu suelo la dicha innata
y abre horizontes a la ilusión.

Y ¡ay, si oprimirte con mano ruda
quiere en su saña la iniquidad!
Tu espada pronto brilla desnuda,
te alzas potente, y en la lid cruda
segando lauros triunfante vas.

Naturaleza te dio al crearte
belleza, genio, fuerza y valor;
y es mi delirio con fe cantarte
y entre lo grande siempre buscarte
con el empeño del corazón.

Por eso el alma te buscó un día
con ansia ardiente, con vivo afán,
entre las luchas y la porfía
y entre los triunfos de gallardía
con que el progreso gigante va.

Mas ¡ay! en vano pregunté ansiosa
si entre el tumulto cruzabas tú:
llevó la brisa mi voz quejosa;
silencio mudo, sombra enojosa
miré en tu puesto solo y sin luz.

Tú, la preciada, la libre Antilla,
la más hermosa perla del mar,
la que de gloria radiante brilla
¿huyes la senda que ufana trilla
con planta firme la humanidad?

A tu corona rica y luciente
falta la joya de más valor;
búscala presto, que ya presiente
para ti el alma, con gozo ardiente,
grandes victorias de bendición.

¡Patria bendita! ¡Numen sagrado!
¡Raudal perenne de amor y luz!
Tu dulce nombre siempre adorado,
que el pecho lleva con fe grabado,
vibra en los sones de mi laúd.

Y pues que mueve nombre tan puro
de mis cantares la inspiración,
y ansiando vivo tu bien seguro,
la sien levanta, mira al futuro,
y oye mis cantos, oye mi voz!





_______________________



Salomé Ureña de Henríquez nasceu em Santo Domingo. Ela era poetisa e pedagoga. Ela ainda é considerada a figura central da poesia lírica dominicana de meados do século XIX e também uma inovadora da educação feminina em seu país.


Ela era filha do escritor e tutor Nicolás Ureña de Mendoza. Suas primeiras lições foram tiradas de sua mãe Gregoria Díaz. Mais tarde, seu pai a pegou pela mão na leitura de clássicos, espanhol e francês. Devido a isso, a jovem Salomé alcançou uma educação e treinamento intelectual e literário que ajudaria a atrapalhar o mundo literário de seu país aos quinze anos. 

Aos 20 anos, casou-se com Dom Francisco Henríquez y Carvajal. Nasceram quatro filhos: Francisco, Pedro, Max e Camila Henríquez Ureña. Seu filho Pedro se tornaria uma das destacadas luzes humanísticas da América Hispânica no século XX.

Encorajada pelo marido, em 1881, estabeleceu o primeiro centro de ensino superior feminino da ilha, chamado Instituto de Señoritas. Cinco anos após o início, as seis primeiras professoras normalistas se formaram.

Ela publicou seus primeiros poemas aos 17 anos. Seu estilo claro e espontâneo é frequentemente manifestado cheio de ternura, como ocorre em El Ave y el Nido, em outros ele se torna trágico, como em horas de angústia e outras vezes seu verso se torna viril e patriótico como em A la Patria e em Ruínas. A poetisa cantou para sua terra natal, para sua bela paisagem, para seus filhos, para seu marido, para flores, para a própria ilha, como ocorre em The Arrival of Winter.

Ela morreu jovem aos 47 anos, devido à tuberculose.


________________


Leia também:



Historia Dominicana: Pedro Henríquez Ureña,
escritor, filólogo y crítico literario dominicano





Lima Barreto - 14. Carta de um Defunto Rico

Lima Barreto

O Homem que sabia Javanês e outros contos





Carta de um Defunto Rico





"MEUS CAROS amigos e parentes. Cá estou no carneiro n.º 7 ..., da 3.ª quadra, à direita, como vocês devem saber, porque me puseram nele. Este Cemitério de São João Batista da Lagoa não é dos piores. Para os vivos, é grave e solene, com o seu severo fundo de escuro e padrasto granítico. A escassa verdura verde-negra das montanhas de roda não diminuiu em nada a imponência da antiguidade da rocha dominante nelas. Há certa grandeza melancólica nisto tudo; mora neste pequeno vale uma tristeza teimosa que nem o sol glorioso espanca... Tenho, apesar do que se possa supor em contrário, uma grande satisfação; não estou mais preso ao meu corpo. Ele está no aludido buraco, unicamente a fim de que vocês tenham um marco, um sinal palpável para as suas recordações; mas anda em toda a parte. 

Consegui afinal, como desejava o poeta, elevar-me bem longe dos miasmas mórbidos, purificar-me no ar superior e bebo, como um puro e divino licor, o fogo claro que enche os límpidos espaços.

Não tenho as dificultosas tarefas que, por aí, pela superfície da terra, atazanam a inteligência de tanta gente.

Não me preocupa, por exemplo, saber se devo ir receber o poderoso imperador do Beluchistã com ou sem colarinho; não consulto autoridades constitucionais para autorizar minha mulher a oferecer ou não lugares do seu automóvel a príncipes herdeiros - coisa, aliás, que é sempre agradável às senhoras de uma democracia; não sou obrigado, para obter um título nobiliárquico, de uma problemática monarquia, a andar pelos adelos, catando suspeitas bugigangas e pedir a literatos das ante-salas palacianas, que as proclamem raridades de beleza, a fim de encherem salões de casas de bailes e emocionarem os ingênuos com recordações de um passado que não devia ser avivado.

Afirmando isto, tenho que dizer as razões. Em primeiro lugar, tais bugigangas não têm, por si, em geral, beleza alguma; e, se a tiveram era emprestada pelas almas dos que se serviram delas. Semelhante beleza só pode ser sentida pelos descendentes dos seus primitivos donos.

Demais, elas perdem todo o interesse, todo o seu valor, tudo o que nelas possa haver de emocional, desde que percam a sua utilidade e desde que sejam retiradas dos seus lugares próprios. Há senhoras belas, no seu interior, com os seus móveis e as costuras; mas que não o são na rua, nas salas de baile e de teatro. O homem e as suas criações precisam, para refulgir, do seu ambiente próprio, penetrado, saturado das dores, dos anseios, das alegrias de sua alma; é com as emanações de sua vitalidade, é com as vibrações misteriosas de sua existência que as coisas se enchem de beleza.

É o sumo de sua vida que empresta beleza às coisas mortais; é a alma do personagem que faz a grandeza do drama, não são os versos, as metáforas, a linguagem em si, etc., etc. Estando ela ausente, por incapacidade do autor, o drama não vale nada.

Por isso, sinto-me bem contente de não ser obrigado a caçar, nos belchiores e cafundós domésticos, bugigangas, para agradar futuros e problemáticos imperantes, porque teria que dar a elas alma, tentativa em projeto que, além de inatingível, é supremamente sacrílego.

De resto, para ser completa essa reconstrução do passado ou essa visão dele, não se podia prescindir de certos utensílios de uso secreto e discreto, nem tampouco esquecer determinados instrumentos de tortura e suplício, empregados pelas autoridades e grão-senhores no castigo dos seus escravos.

Há, no passado, muitas coisas que devem ser desprezadas e inteiramente eliminadas, com o correr do tempo, para a felicidade da espécie, a exemplo do que a digestão faz, para a do indivíduo, com certas substâncias dos alimentos que ingerimos...

Mas... estou na cova e não devo relembrar aos viventes coisas dolorosas.

Os mortos não perseguem ninguém; e só podem gozar da beatitude da super existência aqueles que se purificam pelo arrependimento e destroem na sua alma todo o ódio, todo o despeito, todo o rancor.

Os que não conseguem isso - ai deles!

Alonguei-me nessas considerações intempestivas, quando a minha tenção era outra.

O meu propósito era dizer a vocês que o enterro esteve lindo. Eu posso dizer isto sem vaidade, porque o prazer dele, da sua magnificência, do seu luxo, não é propriamente meu, mas de vocês; e não há mal algum que um vivente tenha um naco de vaidade, mesmo quando é presidente de alguma coisa ou imortal da Academia de Letras.

Enterro e demais cerimônias fúnebres não interessam ao defunto; elas são feitas por vivos para vivos.

É uma tolice de certos senhores disporem nos seus testamentos como devem ser enterrados. Cada um enterra seu pai como pode - é uma sentença popular, cujo ensinamento deve ser tomado no sentido mais amplo possível, dando aos sobreviventes a responsabilidade total do enterro dos seus parentes e amigos. tanto na forma como no fundo.

O meu, feito por vocês, foi de truz. O carro estava soberbamente agaloado; os cavalos bem paramentados e empenachados; as riquíssimas coroas, além de ricas, eram lindas. Do Haddock Lobo, daquele casarão que ganhei com auxílio das ordens terceiras, das leis, do câmbio e outras fatalidades econômicas e sociais que fazem pobres a maior parte dos sujeitos e a mim me fizeram rico; da porta dele até o portão de São João Batista, o meu enterro foi um deslumbramento. Não havia, na rua, quem não parasse para contemplá-lo, descobrindo-se ritualmente; não havia quem não perguntasse quem ia ali.

Triste destino o meu, esse de, nos instantes do meu enterramento, toda uma população de uma vasta cidade querer saber o meu nome e dali a minutos, com a última pá de terra deitada na minha sepultura, vir a ser esquecido, até pelos meus próprios parentes.

Faço esta reflexão somente por fazer, porque, desde muito, havia encontrado, no fundo das coisas humanas, um vazio absoluto.

Essa convicção me veio com as meditações seguidas que me foram provocadas pelo fato de meu filho Carlos, com quem gastei uma fortuna em mestres, a quem formei, a quem coloquei altamente, não saber nada desta vida, até menos do que eu.

Adivinhei isto e fiquei a matutar como é que ele gozava de tanta consideração fácil e eu apenas merecia uma contrariedade? Eu, que...

Carlos, meu filho, se leres isto, dá o teu ordenado àquele pobre rapaz que te fez as sabatinas por "tuta-e-meia". e contenta-te, com o que herdaste do teu pai e com o que tem tua mulher! Se não fizeres... ai de ti!

Nem o Carlos nem vocês outros, espero, encontrarão nesta última observação matéria para ter queixa de mim. Eu não tenho mais amizade, nem inimizade.

Os vivos me merecem unicamente piedade; e o que me deu esta situação deliciosa em que estou, foi ter sido, às vezes, profundamente bom. Atualmente, sou sempre...

Não seria, portanto, agora que, perto da terra, estou, entretanto, longe dela, que havia de fazer recriminações a meu filho ou tentar desmoralizá-lo. Minha missão, quando me consentem, é fazer bem e aconselhar o arrependimento.

Agradeço a vocês o cuidado que tiveram com o meu enterro; mas, seja-me permitido, caros parentes e amigos, dizer a vocês uma coisa. Tudo estava lindo e rico; mas um cuidado vocês não tiveram. Porque vocês não forneceram librés novas aos cocheiros das caleças, sobretudo, ao do coche, que estava vestido de tal maneira andrajosa que causava dó?

Se vocês tiverem que fazer outro enterro, não se esqueçam de vestir bem os pobres cocheiros, com o que o defunto, caso seja como eu, ficará muito satisfeito. O brilho do cortejo será maior e vocês terão prestado uma obra de caridade.

Era o que eu tinha a dizer a vocês. Não me despeço, pelo simples motivo de que estou sempre junto de vocês. É tudo isto do

José Boaventura da Silva. 



N. B. - Residência, segundo a Santa Casa: Cemitério de São João Batista da Lagoa; e, segundo a sabedoria universal, em toda a parte. - J. B. S."

Posso garantir que trasladei esta carta para aqui, sem omissão de uma vírgula.



A.B C, Rio, 22-1-1921.






Carta de um defunto rico

- dito por Beth Goulart





_________________


Afonso Henriques de Lima Barreto nasceu no Rio de Janeiro em 1881, sete anos antes da assinatura da Lei Áurea. Trabalhando como jornalista, valeu-se de uma linguagem objetiva e informal, mais tarde valorizada por seus contemporâneos e pelos modernistas, para relatar o cotidiano dos bairros pobres do Rio de Janeiro como poucos…

Definida pelo próprio autor como “militante”, sua produção literária está quase inteiramente voltada para a investigação das desigualdades sociais. Em muitas obras, como no seu célebre romance Triste Fim de Policarpo Quaresma e no conto O Homem que Sabia Javanês, o método escolhido por Lima Barreto para tratar desse tema é o da sátira, cheia de ironia, humor e sarcasmo.

______________________


O homem que sabia Javanês e outros contos, de Lima Barreto 

Fonte: 
BARRETO, Lima. O homem que sabia javanês e outros contos. Curitiba: Polo Editorial do Paraná, 1997.
Texto proveniente de: 
A Biblioteca Virtual do Estudante Brasileiro A Escola do Futuro da Universidade de São Paulo Permitido o uso apenas para fins educacionais.
Texto-base digitalizado por: 
Rodrigo Souza, Curitiba - PR 

Este material pode ser redistribuído livremente, desde que não seja alterado, e que as informações acima sejam mantidas. Para maiores informações, escreva para . 
Estamos em busca de patrocinadores e voluntários para nos ajudar a manter este projeto. Se você quer ajudar de alguma forma, mande um e-mail para e saiba como isso é possível.


__________________

Leia também:

Lima Barreto - 1. O homem que sabia javanês 
Lima Barreto - 2. Três gênios de secretaria
Lima Barreto - 3. O único assassinato de Cazuza
Lima Barreto - 4. O Número da Sepultura 
Lima Barreto - 5. Manel Capineiro
Lima Barreto - 6. Milagre do Natal
Lima Barreto - 7. A Sombra do Romariz
Lima Barreto - 8. Quase ela deu o “sim” ; mas...
Lima Barreto - 9. Foi buscar lã...
Lima Barreto - 10. O Falso Dom Henrique V
Lima Barreto - 11. Eficiência Militar
Lima Barreto - 13. Um Que Vendeu a Sua Alma
Lima Barreto - 15. Um Especialista

sábado, 28 de março de 2020

Cruz e Sousa - Poesias Completas: Outros Sonetos XLII - À PÁTRIA LIVRE

Cruz e Sousa

Obra Completa
Volume 1
POESIA



O Livro Derradeiro
Primeiros Escritos

Cambiantes
Outros Sonetos Campesinas
Dispersas
Julieta dos Santos




OUTROS SONETOS 







À PÁTRIA LIVRE


Nem mais escravos e nem mais senhores!
Jesus desceu as regiões celestes,
Fez das sagradas, perfumosas vestes
Um sudário de luz pra tantas dores.

A terra toda rebentou em flores!
E onde havia só cardos e ciprestes,
Onde eram tristes solidões agrestes
Brotou a vida cheia de esplendores.

Então Jesus que sempre em todo mundo
Quis ver o amor ser nobre e ser profundo,
Falou depois a escravas gerações:

– Homens! A natureza é apenas uma...
Se não existe distinção alguma
Por que não se hão de unir os corações?!


1888




O RIO


O rio em turbilhões ei-lo crescendo...
E no seu leito as largas forças vivas
Das profundas correntes impulsivas
Como o sangue na artéria vão fervendo.

No arrebatado cachoeirar tremendo
Florestas de hera, tinhorões, esquivas
Plantas e troncos de árvores altivas
Vão sobre o rio desaparecendo.

Tudo o rio consigo arroja e arrasta
E a natureza vegetal devasta
Nos explosivos borbotões das águas.

Tal os meus sonhos límpidos e amados
Rio abaixo também foram levados
Pela corrente indômita das mágoas.





JOIA


Humilde como Ester, eu não conheço
Ninguém, nem conheci pessoa alguma
Que fosse joia tal e de tal preço,
Mais casta e muito mais do que uma espuma.

Nem quero que haja igual – pois eu nem desço
A mais definições – porque isto, em suma,
A gente deve até, num manto espesso
De emoções encobrir, num véu de bruma.

E faz-me recordar um tipo exato
De estranha irradiação – sim, que eu, de fato
Lhe disse, de uma vez, que pareciam

Seus olhos musicais e nazarenos,
Duas brilhantes gotas dos serenos
Que desse azul dos páramos caíam.








POEMA ANTÍFONA






Literatura / Simbolismo
Resumão






Literatura | Simbolismo
e Poema de Antífona (Revisão)






______________________


Leia também:


__________________________



De fato, a inteligência, criatividade e ousadia de Cruz e Sousa eram tão vigorosos que, mesmo vítima do preconceito racial e da sempiterna dificuldade em aceitar o novo, ainda assim o desterrense, filho de escravos alforriados, João da Cruz e Sousa, “Cisne Negro” para uns, “Dante Negro” para outros, soube superar todos os obstáculos que o destino lhe reservou, tornando-se o maior poeta simbolista brasileiro, um dos três grandes do mundo, no mesmo pódio onde figuram Stephan Mallarmé e Stefan George. A sociedade recém-liberta da escravidão não conseguia assimilar um negro erudito, multilíngue e, se não bastasse, com manias de dândi. Nem mesmo a chamada intelligentzia estava preparada para sua modernidade e desapego aos cânones da época. Sua postura independente e corajosa era vista como orgulhosa e arrogante. Por ser negro e por ser poeta foi um maldito entre malditos, um Baudelaire ao quadrado. Depois de morrer como indigente, num lugarejo chamado Estação do Sítio, em Barbacena (para onde fora, às pressas, tentar curar-se de tuberculose), seu
corpo foi levado para o Rio de Janeiro graças à intervenção do abolicionista José do Patrocínio, que cuidou para que tivesse um enterro cristão, no cemitério São João Batista.




Poesia Africana: Amílcar Cabral (Guiné-Bissau)

Poesia Africana - 19

língua portuguesa




Vai, Poesia:
Toma os meus braços para abraçares o Mundo,
dá-me os teus braços para que abrace a Vida.
A minha Poesia sou eu.






REGRESSO


Mamãe Velha, venha ouvir comigo
o bater da chuva lá no seu portão.
É um bater de amigo
que vibra dentro do meu coração.

A chuva amiga, Mamãe Velha, a chuva,
que há tanto tempo não batia assim...
Ouvi dizer que a Cidade-Velha,
— a ilha toda —
Em poucos dias já virou jardim...

Dizem que o campo se cobriu de verde,
da cor mais bela, porque é a cor da esp´rança.
Que a terra, agora, é mesmo Cabo Verde.
— É a tempestade que virou bonança...

Venha comigo, Mamãe Velha, venha,
recobre a força e chegue-se ao portão.
A chuva amiga já falou mantenha
e bate dentro do meu coração!






ROSA NEGRA


Rosa,
Chamam-te Rosa, minha preta formosa,
e na tua negrura
teus dentes se mostram sorrindo.
Teu corpo baloiça, caminhas dançando,
minha preta formosa, lasciva e ridente
vais cheia de vida, vais cheia de esperança
em teu corpo correndo a seiva da vida
tuas carnes gritando
e teus lábios sorrindo...
Mas temo a tua sorte na vida que vives,
na vida que temos...
amanhã terá filhos, minha preta formosa
e varizes nas pernas e dores no corpo;
minha preta formosa já não serás Rosa,
serás uma negra sem vida e sofrente,
serás uma negra
e eu temo a sua sorte.
Minha preta formosa não temo a tua sorte,
que a vida que vives não tarda a findar...
minha preta formosa, amanhã terás filhos
mas também amanhã...
... amanhã terás vida!





...Não, Poesia...


...Não, Poesia:
Não te escondas nas grutas de meu ser,
não fujas à Vida.
Quebra as grades invisíveis da minha prisão,
abre de par em par as portas do meu ser
- sai...
Sai para a luta (a vida é luta)
os homens lá fora chamam por ti,
e tu, Poesia és também um Homem.
Ama as poesias de todo o Mundo,
ama os Homens
Solta teus poemas para todas as raças,
para todas as coisas.
Confunde-te comigo...

Vai, Poesia:
Toma os meus braços para abraçares o Mundo,
dá-me os teus braços para que abrace a Vida.
A minha Poesia sou eu.




"...NÃO, POESIA...", Amílcar Cabral
- dito por Soares Teixeira





" O que é feito da Guiné Bissau"?






Memórias da Independência
- Ana Maria Cabral





AMILCAR CABRAL
- Último Discurso (Jan 1973)






A Morte de Amílcar Cabral 1973





________________


Amílcar Cabral (Bafatá, Guiné-Bissau, 12 de Setembro de 1924 — Conacri, 20 de janeiro de 1973) foi um político da Guiné-Bissau e de Cabo Verde

Filho de Juvenal Lopes Cabral e de Dona Iva Pinhel Évora, aos oito anos de idade, sua família mudou-se para Cabo Verde, estabelecendo-se em Mindelo (ilha de São Vicente), que passou a ser a cidade de sua infância, onde completou o curso liceal em 1943. No ano seguinte, mudou-se para a cidade de Praia, na ilha de Santiago, e começou a trabalhar na Imprensa Nacional, mas só por um ano, pois tendo conseguido uma bolsa de estudos, no ano de 1945 ingressou no Instituto Superior de Agronomia, em Lisboa. Após graduar-se em 1950, trabalhou por dois anos na Estação Agronómica de Santarém.

Contratado pelo Ministério do Ultramar como adjunto dos Serviços Agrícolas e Florestais da Guiné, regressou a Bissau em 1952. Iniciou seu trabalho na granja experimental de Pessube percorrendo grande parte do país, de porta em porta, durante o Recenseamento Agrícola de 1953 adquirindo um conhecimento profundo da realidade social vigente. Suas atividades políticas, iniciadas já em Portugal, reservam-lhe a antipatia do Governador da colônia, Melo e Alvim, que o obriga a emigrar para Angola. Nesse país, une-se ao MPLA.

Em 1959, Amílcar Cabral, juntamente com Aristides Pereira, seu irmão Luís Cabral, Fernando Fortes, Júlio de Almeida e Elisée Turpin, funda o partido clandestino Partido Africano para a Independência da Guiné e Cabo Verde (PAIGC). Quatro anos mais tarde, o PAIGC sai da clandestinidade ao estabelecer uma delegação na cidade de Conacri, capital da República de Guiné-Cronacri. Em 23 de janeiro de 1963 tem início a luta armada contra a metrópole colonialista, com o ataque ao quartel de Tite, no sul da Guiné-Bissau, a partir de bases na Guiné-Conacri.

Em 1970, Amílcar Cabral, fazendo-se acompanhar de Agostinho Neto e Marcelino dos Santos, é recebido pelo Papa Paulo VI em audiência privada. Em 21 de novembro do mesmo ano, o Governador português da Guiné-Bissau determina o início da Operação Mar Verde, com a finalidade de capturar ou mesmo eliminar os líderes do PAIGC, então aquartelados em Conacri. A operação não teve sucesso.

Em 20 de janeiro de 1973, Amílcar Cabral é assassinado em Conacri, por dois membros de seu próprio partido. Amílcar Cabral profetizara seu fim, ao afirmar: "Se alguém me há de fazer mal, é quem está aqui entre nós. Ninguém mais pode estragar o PAIGC, só nós próprios." Aristides Pereira, substituiu-o na chefia do PAIGC. Após da morte de Cabral a luta armada se intensifica e a independência de Guiné-Bissau é proclamada unilateralmente em 24 de Setembro de 1973. Seu meio-irmão, Luís de Almeida Cabral, é nomeado o primeiro presidente do país.






quinta-feira, 26 de março de 2020

fica a dica... EJERCICIOS DE CASTAÑUELAS (2º CLASE)

Maribel Gallardo

Ballet Nacional de España




Maribel Gallardo, professora repetidora do BNE, propõe alguns exercícios com castanholas para não perder a agilidade durante esses dias em casa. Segunda aula destinada a bailarinos e estudantes de castanholas. Você se anima?











CHACONA

Sarau... Un pequeño paraíso (Julio Cortázar)

Un pequeño paraíso





"As formas de felicidade são muito variadas e não deve surpreender que os habitantes do país que o general Orangu governe se considerem felizes desde o dia em que têm o sangue cheio de peixinhos dourados."






(Julio Cortazar - Un tal Lucas)

Las formas de la felicidad son muy variadas, y no debe extrañar que los habitantes del país que gobierna el general Orangu se consideren dichosos a partir del día en que tienen la sangre llena de pescaditos de oro. 

De hecho los pescaditos no son de oro sino simplemente dorados, pero basta verlos para que sus resplandecientes brincos se traduzcan de inmediato en una urgente ansiedad de posesión. Bien lo sabía el gobierno cuando un naturalista capturó los primeros ejemplares, que se reprodujeron velozmente en un cultivo propicio. 

Técnicamente conocido por Z-8, el pescadito de oro es sumamente pequeño, a tal punto que si fuera posible imaginar una gallina del tamaño de una mosca, el pescadito de oro tendría el tamaño de esa gallina. Por eso resulta muy simple incorporarlos al torrente sanguíneo de los habitantes en la época en que éstos cumplen los dieciocho años; la ley fija esa edad y el procedimiento técnico correspondiente.

Es así que cada joven del país espera ansioso el día en que le será dado ingresar en uno de los centros de implantación, y su familia lo rodea con la alegría que acompaña siempre a las grandes ceremonias. Una vena del brazo es conectada a un tubo que baja de un frasco transparente lleno de suero fisiológico, en el cual llegado el momento se introducen veinte pescaditos de oro. La familia y el beneficiado pueden admirar largamente los cabrilleos y las evoluciones de los pescaditos de oro en el frasco de cristal, hasta que uno tras otro son absorbidos por el tubo, descienden inmóviles y acaso un poco azorados como otras tantas gotas de luz, y desaparecen en la vena. 

Media hora más tarde el ciudadano posee su número completo de pescaditos de oro y se retira para festejar largamente su acceso a la felicidad. 

Bien mirado, los habitantes son dichosos por imaginación más que por contacto directo con la realidad. Aunque ya no pueden verlos, cada uno sabe que los pescaditos de oro recorren el gran árbol de sus arterias y sus venas, y antes de dormirse les parece asistir en la concavidad de sus párpados al ir y venir de las centellas relucientes, más doradas que nunca contra el fondo rojo de los ríos y los arroyos por donde se deslizan. Lo que más los fascina es la noción de que los veinte pescaditos de oro no tardan en multiplicarse, y así los imaginan innumerables y radiantes en todas partes, resbalando bajo la frente, llegando a las extremidades de los dedos, concentrándose en las grandes arterias femorales, en la yugular, o escurriéndose agilísimos en las zonas más estrechas y secretas. 

El paso periódico por el corazón constituye la imagen más deliciosa de esta visión interior, pues ahí los pescaditos de oro han de encontrar toboganes, lagos y cascadas para sus juegos y concilios, y es seguramente en ese gran puerto rumoroso donde se reconocen, se eligen y se aparean. Cuando los muchachos y las muchachas se enamoran, lo hacen convencidos de que también en sus corazones algún pescadito de oro ha encontrado su pareja. Incluso ciertos cosquilleos incitantes son inmediatamente atribuidos al acoplamiento de los pescaditos de oro en las zonas interesadas. Los ritmos esenciales de la vida se corresponden así por fuera y por dentro; sería difícil imaginar una felicidad más armoniosa. 

El único obstáculo a este cuadro lo constituye periódicamente la muerte de alguno de los pescaditos de oro. Longevos, llega sin embargo el día en que uno de ellos perece, y su cuerpo, arrastrado por el flujo sanguíneo, termina por obstruir el pasaje de una arteria a una vena o de una vena a un vaso. Los habitantes conocen los síntomas, por lo demás muy simples: la respiración se vuelve dificultosa y a veces se sienten vértigos. En ese caso se procede a utilizar una de las ampollas inyectables que cada cual almacena en su casa. A los pocos minutos el producto desintegra el cuerpo del pescadito muerto y la circulación vuelve a ser normal. Según las previsiones del gobierno, cada habitante está llamado a utilizar dos o tres ampollas por mes, puesto que los pescaditos de oro se han reproducido enormemente y su índice de mortalidad tiende a subir con el tiempo. 

El gobierno del general Orangu ha fijado el precio de cada ampolla en un equivalente de veinte dólares, lo que supone un ingreso anual de varios millones; si para los observadores extranjeros esto equivale a un pesado impuesto, los habitantes jamás lo han entendido así, pues cada ampolla los devuelve a la felicidad y es justo que paguen por ella. Cuando se trata de familias sin recursos, cosa muy habitual, el gobierno les facilita las ampollas 5 a crédito, cobrándoles como es lógico el doble de su precio al contado. Si aún así hay quienes carecen de ampollas, queda el recurso de acudir a un próspero mercado negro que el gobierno, comprensivo y bondadoso, deja florecer para mayor dicha de su pueblo y de algunos coroneles. 

¿Qué importa la miseria, después de todo, cuando se sabe que cada uno tiene sus pescaditos de oro, y que pronto llegará el día en que una nueva generación los recibirá a su vez y habrá fiestas y habrá cantos y habrá bailes?









__________________

Leia também:

Sarau... Conducta en los velorios
Sarau... Casa tomada (Julio Cortázar)
Sarau... Carta a Rocamadour (Júlio Cortázar)
Sarau... Cuento Sin Moraleja (Julio Cortázar)
Sarau...  Toco tu boca (Julio Cortázar)
Sarau... Graffiti (Julio Cortázar)




JULIO CORTÁZAR
- El futuro







A CASA TOMADA,
de Julio Cortázar







"Afinal, o que importa a miséria quando se sabe que todos têm seus peixinhos de ouro e que em breve chegará o dia em que uma nova geração os receberá por sua vez e haverá festas e haverá canções e haverá danças?"



Dom Casmurro: O Defunto

Machado de Assis

Dom Casmurro






Capítulo LXXXV

O Defunto







Tal foi o sentimento confuso com que entrei na loja de louça. A loja era escura, e o interior da casa menos luz tinha, agora que as janelas da área estavam cerradas. A um canto da sala de jantar vi a mãe chorando; à porta da alcova duas crianças olhavam espantadas para dentro, com o dedo na boca. O cadáver jazia na cama; a cama... 

Suspendamos a pena e vamos à janela espairecer a memória. Realmente, o quadro era feio; já pela morte, já pelo defunto, que era horrível... Isto aqui, sim, é outra coisa. Tudo o que vejo lá fora respira vida, a cabra que rumina ao pé de uma carroça, a galinha que marisca no chão da rua, o trem da Estrada Central que bufa, assobia, fumega e passa, a palmeira que investe para o céu, e finalmente aquela torre de igreja, apesar de não ter músculos nem folhagem. Um rapaz, que ali no beco empina um papagaio de papel, não morreu nem morre, posto também se chame Manduca. 

Verdade é que o outro Manduca era mais velho que este, pouco mais velho. Teria dezoito ou dezenove anos, mas tanto lhe darias quinze como vinte e dois, a cara não permitia trazer a idade à vista, antes a escondia nas dobras da... Vá, diga-se tudo; é morto, os seus parentes são mortos, se existe algum não é em tal evidência que se vexe ou doa. Diga-se tudo; Manduca padecia de uma cruel enfermidade, nada menos que a lepra. Vivo era feio; morto pareceu-me horrível. Quando eu vi, estendido na cama, o triste corpo daquele meu vizinho, fiquei apavorado e desviei os olhos. Não sei que mão oculta me compeliu a olhar outra vez, ainda que de fugida; cedi, olhei, tornei a olhar, até que recuei de todo e saí do quarto. 

– Padeceu muito! suspirou o pai. 

– Coitado de Manduca! soluçava a mãe. Eu cuidei de sair, disse que era esperado em casa, e despedi-me. O pai perguntou-me se lhe faria o favor de ir ao enterro; respondi com a verdade, que não sabia, faria o que minha mãe quisesse. E rápido saí, atravessei a loja, e saltei à rua.




______________

Texto de referência:

Obras Completas de Machado de Assis, vol. I,
Nova Aguilar, Rio de Janeiro, 1994.

Publicado originalmente pela Editora Garnier, Rio de Janeiro, 1899.

_____________________

Leia também:






Dom Casmurro - Animação







DOM CASMURRO
Machado de Assis








"imaginem os tormentos que invadem o coração que ama e desconfia, e desconfiado... adora"